sábado, 19 de abril de 2008

Llegó el profesor asesor… ¡Qué alivio!: Segundo día de clases 16/04/2008

Gracias a Dios, el profesor ya se encuentra bastante recuperado y hoy se reincorporó al liceo. Me dio muy buena impresión, me pareció muy buena persona y buen docente. Fue emotivo ver cómo al entrar al salón una gran cantidad de alumnos, especialmente las chicas, se abalanzaron sobre él abrazándolo y diciéndole que lo habían extrañado muchísimo. Es bonito ver este tipo de cosas porque nos hace reflexionar sobre nuestra profesión y lo hermoso que puede llegar a hacer ser un verdadero maestro.

Luego de este momento conmovedor, el profesor se dirigió a todo el grupo comentándole lo que le había sucedido y que necesitaba de la mayor colaboración de ellos porque no podía alterarse por ningún motivo ya que ello podría frenar la recuperación y provocarle una recaída. Posteriormente yo pasé la asistencia y le repartí la tarea que se había realizado la clase anterior.

Observé varios chicos que manifestaron cierto descontento: Algunos porque no sabían cuál era la nota debido a que en su hojita aparecía la nota de la coevaluación de sus compañeros y la que yo les había puesto, ambas estaban en lápiz, de modo que les resultó confuso y con razón. Otros me decían que por qué tan poquito y trataban de explicarme la razón de sus respuestas para que yo reconsiderara la calificación. Sin embargo, yo sabía que estos problemitas se iban a presentar de antemano ya que la actividad me la entregó la suplente para que yo la aplicara, no fue planificación mía, sino que ese día fue que yo asistí por primera vez al salón de la clase y la suplente me pidió que se la aplicara al grupo. El problema de la actividad era que se trataba de una especie de “diagnóstico” por lo que no debía llevar una nota cuantitativa sino que debía haberse evaluado de manera formativa, sin embargo, tuve que hacerla sumativa porque así me lo pidió la docente. Fue difícil explicarles a los chicos lo que había ocurrido, de modo que para tranquilizarlos un poco les comenté que era una tarea, especie de diagnóstico, y que no tendría mucho peso en el porcentaje.


Posteriormente el profesor me pidió que me llevara a la biblioteca a los chicos que no habían ido la clase anterior para que les aplicara la actividad, Así fue, fuimos a la biblioteca, les dicté las preguntas y las respondieron en corto tiempo, con fundamento y muy ordenados. Después, volvimos al salón y el profesor estaba explicando algo sobre el efecto invernadero; me quedé asombrada cómo la mayoría de los chicos estaban atentos y prestaban atención incluso algunos de ellos participaban. Por allí hubo un incidente con una chica que prefería mirar por la ventanita de la puerta antes que prestar atención a la clase, el profesor le llamó la atención de forma un poco dura, pero luego todo pasó y la chica hizo buenos aportes a la clase.

Cuando ya estaba terminando la hora, le pedí permiso al profesor para hacer algunos comentarios referentes al tema que se estaba tratando, así lo hice y logré tener un poco más de atención por los alumnos. En general, podría decir que me sentí mucho más aliviada porque observé que con el profesor los chicos tienen un mejor comportamiento, que probablemente lo que ocurrió el lunes era una actitud de rebeldía para llamar la atención. Veamos qué ocurre en las siguientes clases..

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