Me llamó mucho la atención, incluso me asustó el hecho de que uno de los alumnos tomados en cuenta para el ejercicio de investigación acción, me dio un beso en la mejilla al entrar al salón, yo me vi confundida al principio porque pensé en no corresponderle pero luego pensé que rechazarlo frente a todos los compañeros podía hacerme perder todo lo que había logrado con él. Incluso podría agarrarme rabia y así si es verdad que se iba a dedicar a hacerme la vida imposible. No obstante debo tener cuidado para que no se exceda y sobrepase conmigo en este aspecto.
Para este día preparé una actividad que consistía en una sopa de letras en la cual los alumnos tenían que encontrar todas las ETA estudiadas en clase y luego proponer otro pasatiempo que permitiese abordar dicho tema u otro de los estudiados anteriormente.
El profesor realmente me pidió que les aplicara un examen pero yo pienso que las evaluaciones de este tipo ya están pasadas de moda, son aburridas, estresantes, causan mucha ansiedad en los estudiantes y se enmarcan dentro del paradigma tradicionalista. De modo que para complacer su petición pero a la vez hacer algo distinto, elaboré una sopa de letras y les pedí que crearan un nuevo pasatiempo.
Al parecer les gustó porque inmediatamente después de que les había entregado el material, comenzaron a resolverlo mostrándose muy entusiasmados. El problema de siempre se presentó al momento de explicar la actividad ya que debido al desorden no me dejaban hablar. Lo que se me ocurrió fue escoger a una chica para que se pusiese en mi lugar y explicara lo que había que hacer. Ella se quejaba, no lo quería hacer, pero yo le insistía para que sintiera lo horrible que es estar allí frente a un grupo hablando y que nadie preste la atención requerida.
Finalmente entre las 2 junto con el asesor, explicamos lo que debían hacer. Por un momento hubo cierta discordia entre los estudiantes porque decían no haber estudiado y que iban a salir aplazados. En primer lugar, les dije que no había sido mi culpa que la clase anterior hubiese sido tan desastrosa y poco productiva para ellos, que se les había avisado de la evaluación y que el deber de ellos era prepararse no sólo para la actividad sino para la vida misma.
Entre quejas, regaños suaves, el docente asesor me comenta que qué opinaba yo de dejarlos sacar los cuadernos. Sinceramente esta idea, en un primer momento, no me pareció adecuada pero luego acepté porque el mayor peso de la evaluación radicaba en la parte de la creación del pasatiempo, de modo que esto requería mucho más que unos apuntes para resolverla.
Los chicos preguntaban y preguntaban pero llegó un momento en el que me llamaban más de 3 a la vez y las preguntas que hacían no eran dignas de ser respondidas porque eran cuestiones que ellos debían manejar bien para ese momento, de modo que tuvimos que suspender las preguntas estableciendo que aquél que se levantara de su puesto sería únicamente para entregar la evaluación.
Me gustó ver las distintas formas que emplearon los chicos para resolver la sopa de letras y el otro pasatiempo, la mayoría utilizó colores llamativos, regla, realmente se esmeraron poniéndole algo de cariño a lo que estaban haciendo. Igualmente ocurrió con el pasatiempo. Claro que nunca faltaron los casos que trabajaron poco o que lo hicieron por obtener una calificación, es decir, por cumplir y nada más.
Algo llamativo de esta clase fue la conversación tan sincera y espontánea que tuve con el asesor. Realmente podría decir que me desahogué comentándole cómo me sentía por no poder “dominar el grupo” y lo desanimada que a veces me sentía por dicha causa. Hablamos mucho, él me dio ánimo, me habló de cómo había llegado a ser docente, por lo que había pasado, es decir, este día nos comunicamos. Espero que se sigan presentando este tipo de oportunidades por el bien de los dos y del grupo en general.
Para este día preparé una actividad que consistía en una sopa de letras en la cual los alumnos tenían que encontrar todas las ETA estudiadas en clase y luego proponer otro pasatiempo que permitiese abordar dicho tema u otro de los estudiados anteriormente.
El profesor realmente me pidió que les aplicara un examen pero yo pienso que las evaluaciones de este tipo ya están pasadas de moda, son aburridas, estresantes, causan mucha ansiedad en los estudiantes y se enmarcan dentro del paradigma tradicionalista. De modo que para complacer su petición pero a la vez hacer algo distinto, elaboré una sopa de letras y les pedí que crearan un nuevo pasatiempo.
Al parecer les gustó porque inmediatamente después de que les había entregado el material, comenzaron a resolverlo mostrándose muy entusiasmados. El problema de siempre se presentó al momento de explicar la actividad ya que debido al desorden no me dejaban hablar. Lo que se me ocurrió fue escoger a una chica para que se pusiese en mi lugar y explicara lo que había que hacer. Ella se quejaba, no lo quería hacer, pero yo le insistía para que sintiera lo horrible que es estar allí frente a un grupo hablando y que nadie preste la atención requerida.
Finalmente entre las 2 junto con el asesor, explicamos lo que debían hacer. Por un momento hubo cierta discordia entre los estudiantes porque decían no haber estudiado y que iban a salir aplazados. En primer lugar, les dije que no había sido mi culpa que la clase anterior hubiese sido tan desastrosa y poco productiva para ellos, que se les había avisado de la evaluación y que el deber de ellos era prepararse no sólo para la actividad sino para la vida misma.
Entre quejas, regaños suaves, el docente asesor me comenta que qué opinaba yo de dejarlos sacar los cuadernos. Sinceramente esta idea, en un primer momento, no me pareció adecuada pero luego acepté porque el mayor peso de la evaluación radicaba en la parte de la creación del pasatiempo, de modo que esto requería mucho más que unos apuntes para resolverla.
Los chicos preguntaban y preguntaban pero llegó un momento en el que me llamaban más de 3 a la vez y las preguntas que hacían no eran dignas de ser respondidas porque eran cuestiones que ellos debían manejar bien para ese momento, de modo que tuvimos que suspender las preguntas estableciendo que aquél que se levantara de su puesto sería únicamente para entregar la evaluación.
Me gustó ver las distintas formas que emplearon los chicos para resolver la sopa de letras y el otro pasatiempo, la mayoría utilizó colores llamativos, regla, realmente se esmeraron poniéndole algo de cariño a lo que estaban haciendo. Igualmente ocurrió con el pasatiempo. Claro que nunca faltaron los casos que trabajaron poco o que lo hicieron por obtener una calificación, es decir, por cumplir y nada más.
Algo llamativo de esta clase fue la conversación tan sincera y espontánea que tuve con el asesor. Realmente podría decir que me desahogué comentándole cómo me sentía por no poder “dominar el grupo” y lo desanimada que a veces me sentía por dicha causa. Hablamos mucho, él me dio ánimo, me habló de cómo había llegado a ser docente, por lo que había pasado, es decir, este día nos comunicamos. Espero que se sigan presentando este tipo de oportunidades por el bien de los dos y del grupo en general.
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